Baco
Lápiz sobre papel 50 x 35 cm.

Dios del vino. Inspirador de la locura ritual y el éxtasis. A través de la embriaguez liberaba al hombre de su ser normal puesto que el principal cometido de Baco era dar fin al cuidado y la preocupación. Por ello era también conocido como El Liberador.
Baco era hijo de la mortal Sémele y de Zeus, el rey de los dioses. Cuando la esposa de Zeus, Hera, descubre la aventura de su marido planea la venganza. Sabiendo esto, Zeus esconde al niño y lo entrega a Hermes para su cuidado. Hermes, le dotó de inmortalidad puesto que acostumbraba a donar poderes que él mismo poseía a los mortales y héroes que gozaban de su favor, así como a todos los que tenía bajo su especial protección o eran llamados hijos suyos.
El dibujo a lápiz presenta a Baco ataviado con la toga y el tocado de uvas. La mirada alzada hacia el infinito como infinito es su amor por el vino y el exceso. No en vano las fiestas celebradas en honor a Baco se denominan bacanales. Me he permitido además un sutil detalle cómico colocando a Cupido visitando a Baco en la escena. El sentido de este guiño viene dado porque durante un tiempo Baco y Afrodita fueron amantes como no podía ser de otra forma,- el tándem “vino y sexo” es un clásico-, y Cupido, como hijo de Afrodita, viene de vez en cuando a ver a aquél que puede enseñarle tantas cosas sobre la vida y los excesos. Hermes aparece también como figura importante en la escena puesto que sin el don de inmortalidad con que le obsequió, Baco no sería una de las deidades del Olimpo.

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